El proyecto, que se desarrolla en la Unidad Educativa Bolivariana
“Generalísimo Francisco de Miranda”, se extenderá a 10 escuelas de La
Vega, informó Leonel Párica, presidente de Fundabit
La investigación y el desarrollo científico de las niñas, niños y
adolescentes mediante el estudio y la práctica de la robótica en
instituciones escolares son elementos que promueve el Ministerio del
Poder Popular para la Educación (MPPE).
Esta institución ha ideado un programa para la enseñanza de la robótica en las escuelas y liceos, cuyo plan piloto se desarrolla en una de las 150 sedes escolares inauguradas este año: la Unidad Educativa Bolivariana “Generalísimo Francisco de Miranda”, ubicada en la base aérea homónima, en Caracas.
Esta institución ha ideado un programa para la enseñanza de la robótica en las escuelas y liceos, cuyo plan piloto se desarrolla en una de las 150 sedes escolares inauguradas este año: la Unidad Educativa Bolivariana “Generalísimo Francisco de Miranda”, ubicada en la base aérea homónima, en Caracas.
El objetivo, revela Leonel Párica, director general de Tecnología del
Mppe y presidente de la Fundación Bolivariana de Informática y
Telemática (Fundabit), es “promover la robótica pacifica como una
herramienta de la Venezuela productiva que se requiere”.
“Si queremos avanzar hacia la Venezuela independiente y potencia que
nos señala el plan de la patria”, acota, “tenemos que ser innovadores y
producir nuestros propios hardware y nuestros propios software, y que
los jóvenes colaboren en definir el rumbo de la patria a favor de la
colectividad”.
Párica revela que muy pronto este proyecto se extenderá a 10 escuelas
de la parroquia La Vega de Caracas, las cuales contarán con los equipos
necesarios para esta práctica.
CREANDO CEREBROS
El ideólogo y actual coordinador del programa es el profesor Francisco Botifoll, quien en compañía de 12 alumnas y alumnos de cuarto, quinto y sexto año de la Escuela Técnica Robinsoniana Gregorio McGregor, de Coche, diseñaron un Modulo Universal Electrónico (MUE) que, tras ser programado, es capaz de enviar las especificaciones a otros equipos para que realicen distintas operaciones.
CREANDO CEREBROS
El ideólogo y actual coordinador del programa es el profesor Francisco Botifoll, quien en compañía de 12 alumnas y alumnos de cuarto, quinto y sexto año de la Escuela Técnica Robinsoniana Gregorio McGregor, de Coche, diseñaron un Modulo Universal Electrónico (MUE) que, tras ser programado, es capaz de enviar las especificaciones a otros equipos para que realicen distintas operaciones.
“Es un cerebro que puede ser programado”, detalla Botifoll; “es como
un niño al que se le enseña a hablar, es este caso, los equipos aprenden
con las ordenes que les da la persona que los programa”.
Con la programación específica, agrega el experto, los módulos hechos
por los estudiantes funcionan como un cerebro que, instalado en una
computadora, tiene la capacidad de manipular, controlar y automatizar
todo el sistema eléctrico que hay dentro de un espacio específico, tales
como, luces, ventiladores, regulador de temperatura, sensores de
movimiento y hasta la apertura de puertas. También, equipos electrónicos
como aires acondicionados u otras computadoras.
Para lograr esta variedad de funciones, los controladores se apoyan
en el trabajo conjunto de sus componentes, los que se asemejan a la
maqueta de una ciudad miniatura.
Algunos de estos componentes son el microcontrolador, los relé,
transistores, conectores de salida, plus de audio para la comunicación,
un regulador de voltaje, el interruptor de encendido y apagado y los
puertos de entradas y salidas. La energía requerida por los módulos la
obtienen directamente del computador utilizado para programarlos.
Botifoll, de 47 años de edad, estudio electrónica -mención
industrial- en el Instituto Pedagógico de Miranda José Manuel Siso
Martínez; asegura que la iniciativa surgió debido a su inquietud de
“transmitir conocimiento”.
TRANSMITIR CONOCIMIENTO
El controlador está diseñado para operar bajo un ambiente de software
libre lo que garantiza su operatividad en las computadoras Canaima
entregadas por el Gobierno Nacional. Igualmente, los paquetes utilizados
para programarlos son programas empleados en este ambiente.
El programa, explica Botifoll, tiene por lo menos tres aspectos
destacables. El primero se relaciona con el hecho de que son los
estudiantes de las escuelas técnicas los llamados a construir el cerebro
de los controladores. El segundo, que toda la información relacionada
con su diseño es, literalmente, transparente, y un mensaje claro sobre
esta característica es que la caja que contiene la tarjeta está
totalmente hecha con acrílico traslucido.
El tercer aspecto lo constituye la etapa de transmisión de
conocimiento. Los estudiantes involucrados en el proyecto tienen la
tarea de enseñar el uso del equipo a las niñas y los niños de la escuela
Generalísimo Francisco de Miranda y a los instructores que
posteriormente asumirán estas funciones en las instituciones escolares.
Para Botifoll, que sean los estudiantes los encargados de construir
los equipos le da un valor agregado a su formación. “Les da un alto
grado de pertinencia con su especialidad al percatarse que lo que ellos
aprendieron tiene un significado. Ahora están más enamorados de su
especialidad”, aclara el profesor.
LOS RESULTADOS DE LA ESPERA
Fueron ochos años los que debió esperar Botifoll para concretar su
idea de construir MUE de forma masiva y con la participación de las y
los estudiantes de la Escuela Técnica Robinsoniana Gregorio McGregor.
El fin de la espera llegó en junio de este año. Luego de observar en
una feria el trabajo de Botifoll. Fundabit le solicitó una presentación
formal del proyecto. La respuesta fue de forma inmediata y en tan solo
tres semanas los alumnos de la Escuela Técnica Gregorio McGregor tenían
en sus manos los insumos necesarios para comenzar la construcción.
Antes del éxito, una larga cadena de negativas hizo el camino “largo,
duro y espinoso”, comenta Botifoll. Una lista de instituciones públicas
se negaron inicialmente a apoyar la propuesta por considerarla costosa,
a pesar de admitir su potencial.
El acuerdo, que comprende una inversión de un millón de bolívares,
comprometía al profesor y a su equipo a construir 100 MUE en menos de un
mes. Una tarea relativamente fácil para un grupo acostumbrado a los
retos dentro del área que los apasiona.
El próximo paso, explica Botifoll, esta relacionado la transmisión de
estos conocimientos a las niñas y niños en edad escolar, una etapa que
se inició en la escuela generalísimo Francisco de Miranda ubicada en la
base aérea homónima.
SOÑANDO
Botifoll aclara que la especialidad de robótica no está dentro de las
opciones de las escuelas técnicas. En el caso de la Gregorio McGregor
se imparten las menciones de electrónica, mecánica e industrial. Su
inclusión, continúa, necesitaría de un proyecto más ambicioso y la
modificación del plan de estudios para este tipo de instituciones.
Esta iniciativa, señala el profesor, es un experimento que ha
generado otras alternativas, y una de ella es la propuesta de crear la
especialidad de mecatrónica: Un área en la que convergen información
relativa a la electrónica, la mecánica y electricidad.
Sin embargo, el profesor no deja de soñar y explica que de ser
admitida, en el caso de la fabricación de MUE, la formación de las
alumnas y alumnos se iniciaría desde el primer año, con el trabajo de
soldadura por las y los estudiantes del primer nivel, y las sucesivas
anexiones de componentes, durante sus practicas, a cargo de las y los
estudiantes de los años siguientes. “Aplicarían los conocimientos
adquiridos en la elaboración del módulo controlador”, reitera Botifoll.
Añade que, “si estamos hablando de escuelas técnicas, debemos
referirnos a crear capacidades, inculcar saberes que ayuden al muchacho
en su experiencia en el mercado laboral”.
DESDE LA AZOTEA
Tomás Fernández, estudiante de sexto año en la Escuela Técnica
Robinsoniana Gregorio Mc Gregor, y su hermano gemelo, Víctor, viven en
el quinto piso de edificio pendiente uno de la urbanización Terrazas del
Alba, en el sector Turmerito; es un urbanismo construido por la Gran
Misión Vivienda Venezuela en el Distrito Capital.
Asegura que su pasión por la electrónica y la computación se deben a
la influencia de un tío, de profesión ingeniero en informática, quien
los introdujo en el amplio mundo de la programación. “Mi hermano y yo
nos ponemos retos. Siempre intentamos resolver problemas con distintas
herramientas de programación para ver quien los resuelve primero”,
explicó Fernández.
Recuerda que cuando cursaban primer año en la Escuela Técnica
Gregorio Mc Gregor, se interesaron por las asignaturas de electrónica de
niveles superiores. Un día llamaron la atención de Botifoll cuando
protagonizaban otra de sus acostumbradas denuncias en la que aseguraban
que por tener una camisa azul les era negado el acceso a las
herramientas y los equipos de las clases más avanzadas de electrónica.
UN LABORATORIO IMPROVISADO
Sentado en la sala de computación anexa al aula de Robótica de la
escuela Generalísimo Francisco de Miranda, Fernández no pierde tiempo
para afirmar que “todo en esta vida tiene un comienzo”. Para la
elaboración de módulo universal, explica, primero se elabora un diagrama
que muestre el circuito y cada uno de sus componentes. También se
asegura de que se entienda lo que es un papel transfer y su importancia
al momento de adherir el mapa del circuito en la baquelita.
El deseo por conocer, además de la experiencia y la confianza que en
ellos tenía Botifoll, hizo que los gemelos fueran dos de los
protagonistas del proyecto de robótica. Luego se descubriría que,
gracias a su participación, se pudo dar continuidad al ensamblaje de los
módulos.
Cuando culminó el año escolar y la institución cerró sus puertas al
profesor y a sus doce discípulos se les planteó una nueva situación; se
percataron que contaban con equipos, herramientas, materiales y con un
trabajo a medio construir, pero sin un lugar donde continuarlo. “Nos
sacaron del liceo y estábamos entre la espada y la pared por eso no lo
pensé para proponer mi casa como una opción”, señala Fernández.
La azotea del edificio Pendiente Uno del urbanismo Terrazas del Alba
ya era un laboratorio de electrónica. A falta de un espacio en su casa
donde trabajar, los gemelos habían solicitado el permiso de sus vecinas y
vecinos para trasladas a ese lugar algunas partes de computadoras con
las que experimentaban; esto, a cambio de ayudar con los problemas
ocasionales que tenga la comunidad en esa materia.
“Mi hermano y yo somos unos ‘gamer’. Arriba en la terraza teníamos
mesas de aproximadamente 4X4 metros llena de computadoras desarmadas y
varías extensiones, era una locura”, cuenta el joven.
Lo primero fue limpiar las mesas. Luego, la distribución; por un lado
estaban las computadoras para los programadores, en otro, los que
soldaban, una cara para los ensambladores, y el cuarto puesto, era el
área de control de calidad. La llegada era a las 9:00 am y la salida a
las 5:00 pm. Además, a las y los participantes se les encomendaban tares
que debían cumplir en sus casa, como abrir los huecos a la baquelita o
adherirle con una plancha casera el diagrama hecho en el papel transfer.
Gracias a los adelantos hechos en la escuela técnica Gregorio
McGregor, lograron culminar su labor en tan solo una semana y media. El
trabajo fluyó con normalidad a pesar de la falta de algunos materiales
que fueron renovados rápidamente y la avería de un microprocesador.
La culminación de la construcción de los primeros 60 controladores
coincidió con una demostración en un congreso sobre calidad educativa
realizado en San Antonio de los Altos, estado Miranda, el 5 y 6 de
agosto pasado. Esa fue la ocasión para probar masivamente el trabajo de
las últimas semanas.
Botifoll cuenta que los controladores que habían sido probados uno
por uno en el laboratorio improvisado en la azotea presentaron algunos
inconvenientes durante la instalación, justo la noche previa a la
inauguración del congreso. Refirió que estuvieron hasta las 3:00 am
tratando de solucionar el problema, el cual se debía a la cantidad de
energía que cada computadora le proporcionaba a los módulos.
“Tuvimos que realimentar los módulos, mediante puentes hasta logran
que funcionarán. Pero lo mejor”, subrayó el profesor, “fue que toda esa
experiencia nos la llevamos al laboratorio como aprendizaje”.
TODO EN JUEGO
Para estos jóvenes el trabajo con niñas y niños no es nuevo. En las
aulas de clase, Fernández y el resto del grupo ponen en práctica todos
los conocimientos adquiridos como recreadoras y recreadores en el Plan
Vacacional Tecnológico, una iniciativa del Ministerio de Educación. Una
prueba de esto es la forma como enseñan los comandos para programar.
Uno de los jóvenes profesores se colocan en la entrada del salón y
las niñas y los niños, a todo grito, le ordenan andar con el comando go
(ir). La persona obedece y es detenida por sus bondadosos controladores
con el grito stop, antes de que llegue a chocar contra una de las
paredes laterales del salón. El juego se reinicia con la frase go to (ir
a), lo que significa que el obediente profesor debe regresar a la
puerta para esperar una nueva orden.
“Los niños son muy visuales, solo con un día de clases son capases de
aprender los nombres de las mayoría de los componentes del módulo.
Estoy seguro de que, cuando vean un visualizador o un módulo en las
calles, ellos automáticamente lo van a relacionar con lo que se les
enseñó en la escuela”, sostuvo Fernández.
En su opinión, la participación de las y los estudiantes en el
proyecto de ensamble de los módulos controladores “elevó el nivel del
aprendizaje a uno que trasciende de los conocimientos teóricos”. Al
respecto, comenta: “Con esta práctica aprendes lo que verdaderamente es
un micro controlador y la verdadera función de sus componentes
electrónicos. Es un paso posterior al escribir en un cuaderno. Es un
nivel que te motiva y permite ir más allá”.
“LOS NIÑOS SON UNA ESPONJA”
Con poco más de 20 días de reinaugurada, la nueva sede de la Unidad
Educativa Bolivariana Generalísimo Francisco de Miranda se convirtió en
la institución piloto para la aplicación del programada ideado por
Botifoll y sus muchachos.
Con tan solo dos clases de robótica se observa a las y los
estudiantes responder con naturalidad las preguntas planteadas por los
jóvenes instructores de la Gregorio McGregor.
Tras una saludo general que incluye el grito en coro de la palabra
robótica, las y los aprendices de programadores demuestran que conocen
los comandos necesarios para que aparezca, de manera intermitente
aparezca la palabra “BEBE” en un visualizador (un tablero con bombillos
led), y hacer que esta se repita de forma indefinida. En la próxima
clase las niñas y los niños aprenderán cómo hacer que un motor gire a la
derecha, o a la izquierda, según los caprichos de los pequeños
operadores. “Los niños son una esponja”, resalta Botifoll.
POR LA DEMOCRATIZACIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS
El Ministerio del Poder Popular para la Educación promueve la
formación integral de las persona mediante la incorporación de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), en el proceso
educativo nacional, sostiene Leonel Párica, director general de
Tecnología.
Para lograrlo, añade, Fundabit se ha dado a la tarea de democratizar
las tecomunicaciones, con la instalación de 2.800 Centros Tecnológicos
en escuelas y liceos de todo el país.
Entre estos espacios, detalla el vocero, se cuentan los Centros
Bolivarianos de Informática y Telemática (CBIT), constituidos por aulas
tecnológicas dotadas de computadoras, acceso a internet, servidores con
sistema operativo y aplicaciones de Software Libre que permiten el
desarrollo de actividades formativas con el apoyo de recursos
didácticos.
“Los Centros Tecnológicos son atendidos por tutores especialistas”,
explica Párica; es decir, “técnicos que brindan apoyo pedagógico a los
estudiantes y a los docentes de las instituciones escolares, y que
cuentan con recursos Educativos Digitalizados para los Aprendizajes”,
que son los componentes pedagógicos-educativos insertados en las
computadoras del Proyecto Canaima Educativo.
http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/min-educacion-desarrolla-plan-piloto-para-ensenanza-robotica-escuelas-y-liceos/
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